martes, 16 de enero de 2007

ESTOY PERDIDA. NO ME RETENGAS. No me gusta avanzar lenta y segura por el caminito, prefiero errar y saltar por el ancho mundo. En el “ancho mundo” aún existe el arco-iris, las calas sin gente en las que puedes afincarte un tiempo, los infinitos prados por los que rodar y rodar, la buena gente. Aún existe el arte, la literatura, las hamacas en las que echar la siesta al sol, la esperanza, la igualdad. Te proporciona miles de kilómetros por los que transcurrir, en los que conocer, aprender, disfrutar…No hallarás allí estrés, ni asesinatos políticos, ni burrocracia, ni lluvia, ni hambre, ni programas del corazón, ni ineptos sin tema de conversación, ni niños abandonados frente al televisor, ni pastillas para dormir, ni sumisión, ni bombillas fundidas… en el ancho mundo encontrarás aquello que desees, lo que escapa a la cotidianeidad. Por eso tanta gente fija allí su lugar de residencia, o al menos su residencia estival. En invierno vagabundeamos por el caminito, desde el que tratan de retenernos, de alejarnos del “mal”, de convertirnos en personas de provecho.
Puede que estemos perdidos, pero no necesitamos ningún GPS para encontrarnos: cuando lo creamos menester, nosotros mismos tornaremos al punto de partida… o quizás nunca volvamos: a lo mejor es en ese paraíso paralelo donde reside el secreto de nuestra felicidad.

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